Hoy juegan España y Rusia. En el combinado anfitrión del Mundial, destaca la figura del preparador físico Paulino Granero. Es ejidense y un orgullo para la tierra. Esta entrevista se publicó en La Voz de Almería el 18 de diciembre de 20015 y la podéis ver aquí.
Después de sus etapas en la selección española de hockey hierba y en los clubes de fútbol CD Roquetas, Polideportivo Ejido, Málaga CF, Real Betis Balompié y Al-Ittihad de Arabia Saudí, el ejidense Paulino Granero triunfa como preparador físico del CSKA de Moscú y la selección nacional de fútbol de Rusia.
¿Qué recuerdas de tus inicios aquí?
Todo empezó en Santa María del Águila. Mis padres tenían un restaurante y mientras ellos trabajaban, nosotros jugábamos con un balón en un campo de tierra en el que quitábamos las piedras y poníamos las porterías con palos de las parras. Hasta hicimos un campeonato propio.
Aquí se te quiere mucho, de hecho diste el pregón de las fiestas de El Ejido el pasado año.
Sí, fue una experiencia inolvidable. Te hace llegar a lo más profundio, al pensamiento más antiguo que tienes. Llegué aquí siendo un bebé y de pronto lo recuerdas todo. Hay que concienciar a todas las personas de lo gran pueblo que somos, muy trabajador y el mejor ejemplo lo tenemos con la agricultura.
Betis, Málaga y… ¡Arabia Saudí! Supongo que irás bien de idiomas.
Estando en 2º de BUP me apunté a la Escuela de Idiomas en El Ejido pero nunca pensé que lo utilizaría. Estando en el Málaga me llega esa oferta, lo consulto con mi mujer y nos plantamos allí. Pasé un año estudiando árabe y recordando el francés del instituto. Ahora me estoy obligando a aprender ruso, aunque la comunicación con los jugadores no es en ruso ya que el segundo entrenador es Víktor Onopko, ruso que ha estado 9 años en España y me ayuda, y la mayoría de jugadores hablan bien el inglés.
Si te pregunto por Fabio Capello, ¿qué me dices?
Físicamente es un atleta a sus 69 años (ríe). Fue el que me abrió la puerta de la selección. Vino a verme a Marbella en febrero y me pidió ayuda para la selección. Lo consulté con mi entrenador, con el que llevaba 5 años y 2 meses, y vimos que podía compatibilizarlo. No tuvimos la suerte de obtener buenos resultados en un par de partidos, sobre todo la derrota por 0-1 con Austria en Moscú.
Lo despiden y llega mi entrenador en el CSKA, Leonid Slutski, con el que ganamos todos los partidos y nos clasificamos para Francia. De Capello sólo puedo hablar maravillas como ser humano y como entrenador, y agradecerle eternamente que me diera esta oportunidad.
Me han chivado que tienes pánico a los aviones. ¿Cómo te las arreglas?
(ríe) Mi viaje de novios fue Almería-Barcelona en coche, Barcelona-Génova en barco y recorrer Italia y Suiza en coche, así que imagínate el miedo que tenía a los aviones. Es más, hice una Diplomatura Europea en Preparación Física en Turín, Laussana, Bruselas y Lyon, y durante esos dos años viajaba de una ciudad a otra en coche. Pero cuando llegué al Málaga, teníamos que hacer la pretemporada en Manchester y el doctor me dio una pastilla para aguantar el vuelo.
Lo malo es que no me hizo efecto durante el viaje y sí al llegar al hotel. No podía levantar la cabeza de la mesa y los técnicos estaba esperando a que me despertara para planificar los entrenamientos. Perdí el miedo volando en la cabina del piloto, y ya en Arabia, como viajaba jueves y domingo, se me quitó el miedo. Cuando estoy en Rusia es un viaje cada tres días, así que me he acostumbrado a moverme mucho.
Hace poco te vi en una foto con el árbitro Fernández Borbalán y pensé: El Ejido Champions League.
No era la primera vez que nos pitaba David y nos vimos el otro día en Eindhoven con el PSV-CSKA. Le tengo mucho cariño ya que nos conocemos desde pequeños. Mis padres le compraban los pollos a sus padres en el puesto del mercado. Tenemos una gran relación por el fútbol y por otras cosas, además de que para mí es el mejor árbitro de España. Tiene más nivel que el resto y lo vimos en el pasado Madrid-Barcelona. Se merece arbitrar en un Mundial.
Hay mucha distancia entre El Ejido y Moscú. ¿Cómo es la vida allí?
Dura, muy dura. Hay una cosa que molesta mucho: el tráfico. Es tremendo, agotador. Lo bueno es que el metro es de los mejores del mundo, y cada minuto pasa un vagón. La ciudad es gigantesca y el frío es tremendo, pero es un lugar maravilloso, sobre todo cultural y monumentalmente. Cada año que pasa estoy más enamorado de Moscú. Me he adaptado muy bien y mi familia es feliz allí. Y te voy a desmontar un tópico, es una ciudad muy segura. Cada vez que cojo el coche es raro que no tenga que pasar uno o dos controles policiales. Estoy muy a gusto y por ahora no me planteo volver.